Hay unos 20.000 brotes de herpes ocular al año. Se trata de una afección ocular que debe ser tratada rápidamente debido al riesgo estimado del 10% de recurrencia en el plazo de un año, y a las graves complicaciones que puede causar.
La mayoría de las veces, el herpes ocular se debe al virus del herpes simple tipo 1, lo mismo que el herpes labial. Por eso es importante, en caso de herpes labial, no frotarse nunca los ojos y acordarse de lavarse las manos con mucha regularidad. Más raramente, la contaminación puede ser hecha por el virus del herpes simple tipo 2, el del herpes genital.
Un ojo rojo, muy doloroso con visión reducida, debería llevar a una rápida consulta con el oftalmólogo. Sobre todo, si alguna vez has tenido herpes labial o un historial de herpes ocular.
Herpes ocular: ¿cómo se manifiesta?
El herpes ocular puede manifestarse de diferentes maneras.
Puede manifestarse como queratoconjuntivitis, una condición dolorosa de la córnea. El tratamiento local consiste en el desbridamiento de parte del epitelio corneal para eliminar la mayor cantidad posible del virus del herpes.
Este procedimiento se realiza en el consultorio, bajo anestesia local y toma sólo unos segundos. Luego se prescribe un gel o gotas antivirales durante 7 a 10 días y se realiza un chequeo después de 48 a 72 horas para verificar que no haya superinfección, como un absceso corneal.
También puede haber querato-uvitis previa. El dolor es aún más intenso y la pérdida de visión es mayor. El tratamiento antiviral oral es necesario. Se reparte en varios meses, incluso un año, para evitar que se repita. Se complementa con un tratamiento local de cortisona para tratar la uveítis.
Nunca se automedique con un colirio antiinflamatorio que contenga un derivado de la cortisona. La cortisona hace que las infecciones se agraven.
Más grave es la uveítis posterior con un tipo de necrosis herpética de la retina. Es una emergencia absoluta, que requiere hospitalización.